Set-03-19, por Lucas Calzoni
Este
es un mundo en transición, donde estamos asistiendo a una configuración de un
nuevo orden internacional, aunque todavía no esté del todo claro, si será un
orden bipolar o multipolar, lo que sí podemos decir, es que el actual orden
está en crisis. En esta coexistencia caótica e inestable, podemos ver los
límites alcanzados por la globalización, ya que ésta ha sido esencialmente
económica y no ha sido acompañada de un proceso de integración político e institucional que esté a su misma altura. En este nuevo
"interregno" del orden internacional, hallamos fenómenos pre-modernos
como el tribalismo y la nostalgia por revivir los grandes imperios del pasado, que
conviven junto a fenómenos de la era digital como pueden ser la toma de
decisiones políticas por medio de twittter y los ciberataques masivos.
El
escenario global actual está marcado por la revitalización de los nacionalismos,
una crisis del multilateralismo, el desplazamiento de migrantes y refugiados,
el déficit y retroceso de las instituciones democráticas y la aparición de
diversos regímenes neo-populistas de izquierda y de derecha. Los avances de la tecnología,
los medios de comunicación y las redes sociales se han transformado en
instrumentos para influir y controlar la opinión pública, donde el
perfeccionamiento de la propaganda como una herramienta de manipulación
colectiva (que nos hacen recordar a los regímenes totalitarios de la segunda
guerra mundial) ha dado lugar a la aparición de las denominadas "campañas
de desinformación" de los ciudadanos.
La
incertidumbre predomina en el actual tablero global, donde las grandes
potencias preparan cada movimiento con esmerada cautela. La Argentina como país
emergente (aunque con capacidad para llegar a ser una potencia media), debe
observar prudentemente todas las decisiones de los "grandes
jugadores" y elegir bien sus alianzas y compromisos. Por lo tanto, la
inserción de la Argentina en el mundo deberá ser "inteligente" y
"pragmática", es decir, siendo
conscientes de la actual disputa por el liderazgo de las grandes potencias
actuales. Es por ello, que
deberíamos aprovechar cada oportunidad
que se nos presenta para tener una mayor presencia a nivel regional e
internacional.
Tampoco
podemos ignorar el interés estratégico de las grandes potencias por los dos Polos,
el Polo Norte (Ártico) y el Polo Sur (Antártida)
y por el control de nuevas rutas comerciales marítimas y de recursos, que hacen
posible un "retorno de la geopolítica", donde el territorio vuelve a ser
un elemento clave de poder y la geografía condiciona o determina el destino de
las naciones. Es por eso, que debemos rescatar del olvido a aquellos líderes y
estrategas que en los albores de nuestra historia tuvieron una visión
geopolítica más allá de su tiempo como fueron José de San Martín y Julio A. Roca.
En un mundo cada vez más cambiante, impredecible e incierto, la clase
dirigente argentina debería realizar una reflexión profunda y meditada sobre la
complejidad de estas nuevas realidades y desafíos del panorama internacional.
|