Oct-25-07 - por Rosendo Fraga
Frente a las elecciones de este domingo 28 de octubre, el 92% de los
presidentes de mesa de la Capital y el 26% de la provincia de Buenos
Aires, han resuelto no presentarse, aunque se trata de una obligación.
¿Porqué es tan diferente el porcentaje? Por la sencilla razón de que a mayor nivel socio-económico y educativo, mayor es la reticencia, mientras que a media que disminuyen dichos niveles, baja la resistencia.
Alguien que tiene estudios universitarios se niega a ser presidente de mesa y sabe que no habrá sanción y que no se recurrirá a la fuerza pública para obligarlo. En cambio, alguien con educación primaria incompleta, acata la citación, no discute y cumple con su obligación, porque tiene más temor frente a la autoridad.
El tema ha generado más de un abuso. Uno de ellos fue convocar durante un largo periodo a las mismas personas, cuando en realidad debe ser una carga distribuida equitativamente. Es que resultaba más fácil convocar siempre a los mismos ciudadanos, porque ya se conocía el domicilio, se sabía que en su mayoría iban y, además, ya conocían la tarea.
Otro abuso ha sido forzar al primer votante a quedarse como presidente. En estos casos, también sucedía que cuando se quería obligar a alguien con educación universitaria, se resistía y no acataba la orden, mientras que si se trataba de una persona con primaria incompleta, carecía de la capacidad para resistirse y terminaba obedeciendo.
La reticencia a ser presidente de mesa ha ido aumentando, como ha ido disminuyendo la concurrencia a votar, que habiendo sido del 86% en 1983 en la última elección bajó al 70%. La democracia es rutina y a medida que se suceden los comicios, se va haciendo evidente que no ir a votar o no ser presidente de mesa, no acarrea sanción alguna en los hechos concretos.
El problema es que si esto sigue así, ser presidente de mesa pasará a ser una obligación de los empleados públicos, como sucede con el censo, ellos se harán cargo de la tarea -como comienza a suceder con los empleados judiciales- cobrando un salario y un viático por ello, con lo cual el control de los gobiernos de turno sobre los comicios será mayor.
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