Feb-04-08 - por Rosendo Fraga

Las elecciones presidenciales de abril en Paraguay presentan circunstancias políticas particulares: la primera es que por primera vez surge un candidato ajeno a la política con posibilidades, como es el ex obispo Lugo; la segunda es que la estructura del partido tradicional colorado se presenta con dos candidaturas, la oficial -la ex ministra Ovelar- y la disidente del ex General Oviedo; y la tercera es que una mujer tenga posibilidades, dadas las características machistas del país.  

Cabe señalar también que ella ha ganado la primaria en su partido gracias al apoyo del actual Presidente Duarte Frutos, y que sus adversarios derrotados no reconocen su triunfo.  

Oviedo hoy está fuera de la estructura del partido Colorado, pero la mayoría de sus seguidores provienen del mismo.  

La política paraguaya no se asimila a la del resto de los países de la región, pero podría decirse que Lugo es una alternativa renovadora de centro-izquierda, Oviedo es un populismo tradicional y Ovelar es el actual oficialismo que ha intentando políticas relativamente moderadas sin alterar sustancialmente el statuo-quo. 

Que los candidatos sean tres acentúa la incertidumbre, aunque en principio ello puede beneficiar al oficialismo al dividirse el voto opositor.  

Ovelar busca beneficiarse con el fenómeno de las mujeres en la política regional, con el triunfo de Bachelet, el más reciente de Cristina Kirchner en Argentina y la proyección de Hillary Clinton en los EEUU.

Por su parte, Lugo ha anunciado que incrementará en 500% el costo de la energía hidroeléctrica que su país vende a Brasil, asumiendo posiciones de nacionalismo económico.

Quizás por esta razón Lula recibió recientemente al ex General Oviedo, pese a haber estado exilado y preso por intentar un golpe de estado.