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Los 70: la década que siempre vuelve La distancia temporal que puede marcar la diferencia entre historia y periodismo de investigación no es objetiva. En este libro el autor ha sabido combinar ambas capacidades. ![]()
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La región: ¿giro al progresismo o refuerzo conservador? |
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Nov-14-19, por Rosendo Fraga
Los países de la OEA, que no apoyan la tesis de que fue la renuncia de Evo un golpe de estado, son EEUU, Canadá. Guatemala, Honduras, Panamá, Costa Rica, Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Perú, Paraguay, Ecuador y Guyana. Por el contrario, aceptan la interpretación de que fue un golpe, México, Uruguay, Nicaragua y el Salvador. Venezuela dice que es un golpe, pero la OEA reconoce al régimen de Guaidó y Cuba también, pero no integra esta organización. Por su parte la Unión Europea (UE) adoptó la misma posición que la mayoría de la OEA: reclamar que se llamen a elecciones limpias y transparentes. El euro-parlamento asumió la misma posición. Rusia por su parte, si bien ofreció a Evo un trabajo como presentador en la Televisión Rusa (TR),- como ya ha hecho con el ex Presidente Correa de Ecuador,- sostiene que el país debe resolver sus problemas dentro de sus instituciones y sin injerencias externas. La posición del futuro gobierno argentino, es minoritaria en al región e incluso fuera de ella. Lo más probable es que el gobierno provisorio encabezado por la senadora Jeanine Añez, se afiance y logre llamar a elecciones en 90 días. Ya han adelantado su reconocimiento internacional EEUU, Brasil, Colombia y el Reino Unido entre otros. Han reconocido su autoridad las Fuerzas Armadas, la Policía, gran parte de los sindicatos, la Iglesia Católica y el empresariado. Por ahora, Evo mantiene el apoyo de sus partidarios, pero ellos pueden dividirse entre quienes acepten o rechacen participar en una elección convocada por una autoridad que ellos no consideran legítima, en razón de que no participaron en la asamblea legislativa que la designó. No ha sido un golpe militar como los que tenían lugar en los años setenta. Desde hace un cuarto de siglo, en América Latina, cuando un Presidente pierde el control de la calle pierde el poder. Así sucedió en Ecuador con Bucaram (1998) y Gutiérrez (2005), en Argentina con De la Rua (2001), Rodríguez Saa (2002) y quien lo sucedió, Duahlde debió acortar su mandato por la misma causa. En Bolivia, cayeron por sucesivas revueltas populares, Sánchez de Lozada (2003) y Carlos Masa (2005), el candidato que compitió con Evo en esta elección. En ambos casos, el líder de la revuelta popular fue el mismo Evo Morales. La realidad es que la policía dejó de reprimir en 7 de los 9 departamentos del país en la mañana del sábado 8 de noviembre,- incluso se retiró el personal de tropa policial que custodiaba el Palacio Presidencial,- y frente a esta situación, convocó a las Fuerzas Armadas, que se negaron a reprimir. No le impusieron una renuncia por la fuerza ni bajo amenaza. A su vez Andrés López Obrador, ha sido claro respecto a que ha dado asilo a Evo Morales por "razones humanitarias" y no por razones políticas. Es una tradición diplomática mexicana, que la usó con el exilio republicano en la guerra civil española y más recientemente, con los exilados latinoamericanos que escaparon de los gobiernos militares. La tradición mexicana es de no intervención en los asuntos internos de otros países. Por esa razón, no aceptó que Alberto Fernández visitará el país entre las PASO y la primera vuelta. Recién lo recibió cuando fue Presidente electo. La prioridad en la política exterior mexicana, es la relación bilateral con EEUU, que concentra casi el 90% de sus exportaciones. Somete su política migratoria a la de Washington. En al región no pretende liderar y por lo general, asume posiciones neutrales en temas conflictivos como Venezuela y Cuba, como sigue haciendo. No participa en fuerzas multinacionales de paz ni busca protagonismo internacional y López Obrador no rompe esta tradición. Por esta razón, Alberto Fernández puede tener un espacio paras intentar ese rol, aunque su país no tiene masa crítica suficiente para mantenerlo, como si puede tener Brasil. La contradicción del progresismo latinoamericano, es que reclama la no intervención cuando se trata de Venezuela y Cuba, no acepta que las rebeliones sean intentos de golpe cuando las sufren gobierno de centro-derecha como los de Chile y Ecuador y las rechaza cuando las sufren gobiernos populistas. La política internacional tiene que sujetarse a reglas, sino, el mundo se hace más difícil. |
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