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Oct-30-17 - por Patricio Giusto
Tras el 19º Congreso del Partido Comunista
de China (PCC), Xi Jinping seguirá liderando a la segunda economía del mundo, al
menos, hasta 2022. No son pocos los que ya avizoran un tercer mandato, lo que rompería
la regla tácita de tope de dos períodos. Xi se ha consolidado como el líder chino
más poderoso desde los tiempos de Deng Xiaoping (1978-1993), quien fuera el
iniciador de la revolución económica y social que ha convertido a China en una superpotencia.
El año pasado, Xi había sido declarado “núcleo”
del PCC, reafirmando su liderazgo indiscutido hacia el interior del partido. Ahora,
el Congreso aprobó por unanimidad incorporar el “pensamiento de Xi” a la
constitución china, hecho que lo equipara en términos teóricos a Mao Zedong, el
fundador de la República Popular. Además, en el nuevo Comité Permanente del
Politburó no se avizora un sucesor claro para Xi.
A la par de su afianzamiento en el
liderazgo de China, Xi ha ido ganando cada vez más protagonismo e influencia a
nivel global. Esto se ha hecho más notorio desde que Donald Trump asumió el
poder en la Casa Blanca. Paradojalmente, la China cada vez más abierta de Xi ha
quedado como la perfecta contracara del EEUU aislacionista y proteccionista de
Trump. La otra faceta del vacío de liderazgo en Occidente es la crisis de la
Unión Europea, en vías de seguir profundizando su fragmentación.
El último foro de Davos, en enero, fue la
plataforma de lanzamiento de la China de Xi hacia el liderazgo mundial. El mandamás
comunista proclamó la aspiración de que su país sea un “campeón de la
globalización, el libre comercio y la lucha contra el cambio climático”. Su
mensaje fue muy celebrado por los máximos referentes del mundo capitalista allí
presentes, todavía conmovidos tras la consagración de Trump.
Se inicia una “nueva era”. No en vano, esa fue
una de las expresiones que más repitió Xi a lo largo de su extenso discurso, en
el 19º Congreso. La misma tendrá a China consolidada como la mayor potencia
global, promediando este siglo. De acuerdo a las proyecciones de la economía
china, quizás lo sea mucho antes.
Sin dudas, Trump ha contribuido a
precipitar las cosas. Si bien los Estados Unidos siguen siendo la primera
economía y, por lejos, la mayor potencia militar global, la imagen
norteamericana y la confianza en su presidente han disminuido de manera notable
desde que el magnate neoyorquino ocupa el Salón Oval. El último estudio del Pew
Research Center, que examina esta cuestión en 37 países desde 2002, constató un
fuerte desplome en el nivel de confianza en el presidente estadounidense.
En simultáneo, la imagen de China y de su actual
presidente han ido en ascenso, sobre todo en regiones como África y
Latinoamérica, que han dejado de ser prioritarias para los EEUU. Allí China ha avanzado
con fuerte expansión del comercio, mega-inversiones en infraestructura y renovadas
fuentes de financiamiento.
Cabe resaltar que este impactante ascenso
de la influencia global china se está dando a pesar de la persistencia de los habituales
reparos en Occidente sobre el tipo de sistema político y la situación de los
derechos humanos en China. Casualmente, Xi encarna un estilo de liderazgo mucho
más duro que el de sus antecesores, aunque blindado por los grandes logros
económicos, sociales y el combate a la corrupción.
Por otra parte, el desarrollo del soft
power chino es relativamente reciente, aún con enorme potencial. En países como
la Argentina, donde la imagen de China ya es mejor que la de Estados Unidos, todavía
priman el desconocimiento y algunos prejuicios. En ese sentido, es incalculable
el campo de crecimiento de la influencia china a través de su milenaria historia,
majestuosa cultura y atractivos turísticos. Con el liderazgo y la influencia global estadounidense en franco retroceso, prácticamente las únicas dudas de cara al futuro son: cuánto más se agudizará esa decadencia con Trump en el poder y, en simultáneo, cuánto de ese vacío seguirá siendo progresivamente ocupado por el imparable ascenso de la China de Xi.
(*) Master of China Studies
(Universidad de Zhejiang) y Magíster en Políticas Públicas (FLACSO). Politólogo
y docente universitario (UCA). Director de Diagnóstico Político. |
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