Sep-07-17 - por Rosendo Fraga
La guerra entorno a Corea del Norte no es el
escenario más probable, pero nunca estuvo tan cerca desde el fin de la
contienda que dividió la península coreana en los años cincuenta del siglo
pasado. La primera circunstancia que crea esta situación, es la personalidad de
los lideres de éste país y EEUU: Kim y Trump. El primero viene escalando a gran
velocidad la sucesión de lanzamientos mislisticos y ensayos nucleares. En los 6
años que lleva en el poder, Kim ha realizado el doble que su padre -de quien
heredó el poder- en las dos décadas que ejerció el gobierno. A su vez Trump, ha
mostrado como ningún otro Presidente estadounidense su intención -no verdadera
decisión- de utilizar al vía militar para neutralizar el desarrollo militar de
alta tecnología nor-coreano. Si en las próximas semana, Kim tras probar una
bomba de hidrógeno con varias veces más poder de destrucción que las lanzadas
por EEUU en Japón en 1945 y que puede ser transportada por sus misiles,
realizara el lanzamiento de un misil de alcance media hacia el Pacifico Norte,
demostraría que tiene capacidad de destrucción masiva sobre la isla de Guam,
Alaska y eventualmente otras partes más pobladas del territorio estadounidense.
Trump, que viene amenazando reiteradamente con una represalia bélica sin tener
en éxito en frenar a Kim, comenzaría a encontrar argumentos de que realmente
está amenazando la seguridad del pueblo estadounidense.
Si por un error de cálculo, un misil
nor-coreano con carga nuclear fuera disparado hacia EEUU, ello desataría un
“dominó” de acciones militares sucesivas que involucrarían a otros países. Desde
los tres grupos de portaaviones que EEUU en la zona y desde sus bases en Corea
del Sur y Japón, se destruirían las inhalaciones nucleares y misilísticas
nor-coreanas. Pero Kim reaccionaría con fuerzas convencionales. Primero
disparando con su artillería desplegada en la frontera con Corea del Sur -la
mayor concentración urbana de este país ubicada a sólo 60 kilómetros de la
frontera- provocando gran cantidad de victimas civiles, como las que
posiblemente habría producido el ataque estadounidense previo. Los efectivos de
las Fuerzas Armadas nor-coreanos, superan el millón de hombres y pese a su baja
población, siguen las de EEUU y China -los
dos gastos militares más grandes del mundo- y probablemente avanzarían sobre el
sur. La principal base militar estadounidense en Corea del Sur, también está al
alcance de la artillería convencional nor-coreana. La destrucción de los
cañones, distribuidos a lo largo de la frontera, es más difícil que el ataque a
las instalaciones nucleares y misilísticas. Japón es una isla y por lo tanto no
corre el riesgo de un ataque convencional, pero el último lanzamiento misilistico
de Kim realizado el pasado agosto, fue sobrevolar el espacio propio de Japón.
La incógnita pasa a ser que actitud adoptara China en este escenario. En 1994,
cuando fue reelecto Clinton, la plataforma bipartidaria en política exterior,
planteaba como uno de sus objetivos “contener los regímenes rojos” que eran:
Irak, Libia, Irán, Siria y Corea del Norte. Ha pasado casi un cuarto de siglo y
Trump ejerce el sexto periodo presidencial desde entonces. Durante la Administración Bush,
fue invadido Irak y Saddam enjuiciado y ejecutado. En la Administración Obama,
fue muerto Khadafy por insurgentes apoyados por occidente, en el medio de una
caótica guerra civil. Hubo un acuerdo con Irán para que suspenda su proyecto
nuclear, el que hoy Trump considera insuficiente. Assad en Siria ha sobrevivido
6 años a una cruenta guerra civil, gracias al apoyo de Rusia, Irán y Hebollah,
pese al apoyo de las potencias occidentales a los rebeldes. Probablemente la
estrategia de Kim está influida por estos precedentes.
El endurecimiento de las sanciones que pide
EEUU en el Consejo de Seguridad de la
UN con el apoyo del Reino Unido y Francia, no es acompañado
por China y Rusia, que buscan evitar la escalada. Las potencias occidentales
piden que en esta octava ronda de sanciones -es claro que no han resultados
hasta ahora- todos los países del mundo sus pendan su comercio y las
inversiones con Corea del Norte. El 90% de las importaciones nor-coreanas
provienen de China, quien no esta dispuesta a suspenderlas en línea con lo que
pide EEUU. Rusia tiene la misma posición, aunque más que por intereses
regionales, por el antagonismo que se ha instalado en la relación bilateral con
Washington. En el pasado, las sanciones económicas no han sido demasiado
efectivas para torcer la voluntad de líderes autoritarios. China ha dicho
claramente que no permitirá una situación de caos, guerra y nuclearización en
el Península coreana. Japón, con un primer ministro nacionalista como Abe,
aumenta el gasto militar para 2018. Corea del Sur con un primer ministro
pacifista, ha decidido desplegar el sistema anti-misiles estadounidense -algo
que resistió desde que llegó al poder- ante el aumento del riesgo militar y
tras un cuarto de siglo vuelve a aceptar armas nucleares de EEUU en su
territorio.
La Cumbre de los BRICS que se
realizó esta semana en Xiamen (China), volvió a mostrar la convergencia
estratégica que se registra en Asia. El Presidente Xi y el primer ministro
Modi, pudieron sellar el acuerdo alcanzado a fines de agosto, para replegar al
mismo tiempo las tropas que habían desplegado desde mediados de junio por un
conflicto bilateral entorno a sus intereses estratégicos entorno al pequeño
Reino de Bután. El Presidente chino en su discurso de apertura, instó a los
miembros del grupo a realizar reformas estructurales para ganar competividad
frente a occidente. Los cinco integrantes (China, Rusia, India, Brasil y
Sudáfrica), coincidieron en defender el libre comercio y la apertura. Xi y
Putin ajustaron su posición frente a la crisis de Corea del Norte. El
Presidente chino, firmó 14 acuerdos con su par brasileño (Temer), la mayoría de
infraestructura e instó a las empresas de su país a participar en las privatizaciones
de Brasil. En un paso de ampliación y consolidación, se constituyó el “BRICS
plus”, integrado por emergentes medianos: México de América Latina, Kazajstán
de Asia Central, Corea del Sur, Tailandia
y Pakistán de Asia, Nigeria y Egipto de África.
En conclusión: la guerra entre Corea del Norte
y EEUU no es el escenario más probable, pero nunca estuvo tan cerca desde los
años cincuenta del siglo pasado; un
“error de cálculo” por parte de Corea del Norte o EEUU, puede desatar un
“dominó”, con intervención primero de Corea del Sur, posiblemente de Japón y
eventualmente de China; el Consejo de
Seguridad de la UN
muestra a las potencias occidentales reclamando sanciones económicas más severas
para Corea del Norte y China junto con Rusia, pidiendo más diálogo y la Cumbre de los BRICS
permitió a Xi acercar posiciones con Putin y con Modi y la ampliación mediante
la versión “plus” de emergentes medianos, evidencia voluntad política de
fortalecer el grupo.
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