Ago-31-16 - por Rosendo Fraga
La destitución de Dilma en Brasil tiene en segundo
plano las elecciones municipales de octubre que permitirán medir el "pulso" de
la política brasileña. La votación del Senado ratificará lo que se esperaba: la Presidenta será destituida
por irregularidades en la rendición de cuentas públicas. En un encendido
discurso ella intentó defenderse, más pensando en el futuro que en torcer la
decisión de los senadores, asemejando el juicio político a un golpe de estado,
haciendo una correlación con los desplazamientos en la región de Zelaya en
Honduras y de Lugo en Paraguay. Los mercados se han anticipado al cambio
político y sus efectos económicos. En lo que va de 2016, la bolsa del mundo que
más subió fue la de Brasil que además tiene la moneda que más se revaluó. Pero
serán las elecciones municipales que se realizan el 2 de octubre, las que
permitirán tomar el pulso de la situación política. Ese día, se vota para las
alcaidías, entre las que están las ciudades más grandes del país, como Sao
Pablo y Río de Janeiro. Gobernar estas ciudades, a veces es más importante que
gobernar un estado. Por el momento, parece que el PT se encamina a hacer una
mala elección. Incluso varios de sus candidatos se presentan con siglas
diferentes a las del partido, para evitar cargar con la imagen negativa del
mismo. Una derrota de esta fuerza, fortalecerá la posición de Temer, que se ha
visto afianzado con el resultado de las Olimpiadas -en cuanto a realización y
resultado de Brasil- y el final de Dilma, cuyo desplazamiento ampliará su horizonte
alejando la posibilidad de una elección adelantada y permitiéndole concentrar
esfuerzos en la agenda económica pendiente.
El mismo día se realiza el referéndum en
Colombia sobre el acuerdo de paz con las FARC y el resultado no es claro. Santos
apoya el acuerdo habiendo transcurrido más de la mitad de su segundo mandato,
la economía creciendo menos que antes
-como en el resto de la región- y su figura sufriendo desgaste. El ex presidente
Uribe encabeza el rechazo al acuerdo, confirmando que la discordia entre ambos,
es hoy el eje de la política colombiana. Aunque este acuerdo pone fin a 52 años
de conflicto entre el estado y la guerrilla de las FARC (en el cual han muerto
220.000 personas y desaparecido 45.000) hay dudas y rechazos al mismo. La
principal duda es si será realmente eficaz, dado que un frente de dicha
organización y el otro grupo guerrillero más pequeño (ELN), no han firmado el
acuerdo. También, hay grupos para-militares que no se han desarmado,
reinventándose como bandas del crimen organizado. A ello se agrega el rechazo
de la opinión pública a determinadas ventajas y garantías otorgadas a las FARC,
por ejemplo la de que tendrán 5 senadores y 5 diputados en el Congreso hasta
2026, independientemente de lo que suceda en las elecciones. Santos caracteriza
el acuerdo como "el tratado de paz más extenso del mundo", dado que tiene 297
páginas, algo difícil de someter a un referéndum. Pero el argumento concreto de
Santos es que en 2002, murieron 2.400 personas en este conflicto y en lo que va
de este año solo 3.
La crisis venezolana se agudiza y acelera al acercarse
el límite para que el resultado del Revocatorio implique la salida del Chavismo
del Gobierno. Faltando solo cuatro meses para el 10 de enero -fecha límite para
remover al chavismo del poder- el resultado de éste se ubica con un nivel de aprobación
entre 25 y 15%. De realizarse después de esa fecha, Maduro elegirá al sucesor
que termine el mandato en enero de 2020 si es derrotado. La negativa del
gobierno a poner una fecha anterior, agudiza la tensión con la oposición, que
el 1 de septiembre ha convocado a "ocupar Caracas" con una gran marcha. La
situación económica y social continúa deteriorándose aceleradamente y en los
hospitales ya falta 80% de los medicamentos, la inflación se agudiza y el desabastecimiento
de alimentos aumenta. Pero Maduro está dispuesto a seguir resistiendo.
Militariza la economía y hoy un general el Ejército está al frente de la
comercialización de pollos y otro del aceite. Ha comenzado cambiar el trabajo de
los empleados públicos que firmaron el revocatorio, impulsa acciones de la
justicia, que controla, para destituir a los parlamentarios opositores y hace
más severas las condiciones de encarcelamiento de los presos políticos.
En este marco, la crisis del Mercosur se ha
precipitado, al asumir Maduro de hecho su Presidencia Pro-Tempore, sin el
consenso de Brasil, Argentina y Paraguay. El Presidente venezolano convocó a sus
colegas del grupo regional. De los cuatro miembros originales, sólo fue el
Presidente de Uruguay (Tabaré) y un delegado de Bolivia -país que tiene en
trámite su incorporación como miembro pleno-. Por su parte Brasil, Argentina y Paraguay,
en este caso junto con Uruguay, decidieron excluir a Venezuela de la
negociación con la UE,
para hacerla posible. A su vez, el Secretario General de la OEA, que es el ex canciller
del Presidente Mujica (Almagro) ha asumido una dura posición respecto al
Chavismo, manifestando que Venezuela ya no es una democracia, sino "una
tiranía". La visita del Canciller iraní con una delegación de 60 funcionarios a
la región, puso en evidencia que el ALBA como nucleamiento político-ideológico
regional sigue existente. Visitó Cuba, Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia,
los cinco países latinoamericanos que lo integran. Fuera del grupo visitó nada
más que Chile, en momentos donde Bachelet tiene la mínima popularidad que se
registre en sus dos mandatos y crecen las protestas contra el sistema de
jubilación privada.
En conclusión: las elecciones municipales que
se realizan en Brasil el 2 de octubre, permitirán "tomar el pulso" a la política
del país, un mes después de la destitución de la Presidente por el
Senado; ese mismo día, se realiza el referéndum
sobre el acuerdo de paz entre Colombia y las FARC, cuyo resultado aún no está
claro y de ganar el "No", lo acordado queda sin efecto; la crisis venezolana se
agudiza a medida que se acerca el 10 de enero, fecha a partir de la cual si el
Revocatorio destituye a Maduro, él elige sucesor, sin que se llame a elecciones
y Venezuela ha precipitado una crisis política sin precedentes en el Mercosur
desde su firma en 1991, al asumir de hecho Maduro la Presidencia,
fracasando al convocar a los Presidentes del grupo.
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