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Los 70: la década que siempre vuelve La distancia temporal que puede marcar la diferencia entre historia y periodismo de investigación no es objetiva. En este libro el autor ha sabido combinar ambas capacidades. ![]()
Reseñas anteriores: - Julio Argentino Roca. Un lugar incómodo en el pensamiento nacional
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Mayoría parlamentaria y porcentajes |
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Sep-30-14 - por Oscar Bottinelli Un gobierno -cualquiera, del presidente de cualquier partido- requiere una mayoría parlamentaria estable1 o al menos contar con una mayoría relativa respecto al conjunto opositor, con la existencia de un segmento neutral, es decir, no contar con mayoría absoluta a favor pero no tener una mayoría absoluta hostil. Una posibilidad, el paisaje de la última década, es que la mayoría parlamentaria sea propia, del partido del titular del Poder Ejecutivo, como viene ocurriendo en los gobiernos elegidos en 2004 y 2009 y como ocurrió anteriormente –para mencionar las últimas diez elecciones- en los parlamentos elegidos en 1958 y 1966. Como se ve, en las últimas diez legislaturas hubo mayoría monopartidaria en cuatro y no la hubo en seis. Si se reduce el análisis al tiempo posterior al bipartidismo (1971 en adelante), hubo siete elecciones y en solo dos se dio mayoría monopartidaria, no así en cinco. En tripartidismo parece que hay mayores probabilidades para la no mayoría monopartidaria. La otra posibilidad es gobernar mediante la construcción de una mayoría pluripartidaria, la que puede ser más sólida (Bordaberry en 1972-73, Lacalle en 1990-95, Sanguinetti bis en 1995-2000 y Batlle Ibáñez en 2000-2005) o mediante acuerdos de coincidencias básicas que impidan una mayoría parlamentaria hostil (Sanguinetti primo en 1985-1990).
Ahora bien, la pregunta que se oye cotidianamente es: ¿qué porcentaje requiere un partido para obtener la mayoría absoluta? Esta pregunta y diversas respuestas se oyen de analistas, periodistas y políticos, y se manejan cifras: si 48% sí, si 48% no. Ya se explicó con detenimiento2 lo complejo que es calcular anticipadamente las probabilidades de obtención de bancas por el método d'Hondt, ya que ello no es producto del porcentaje exacto que obtenga cada partido, sino de la relación matemática de todos los partidos entre sí: del Frente Amplio con el Partido Nacional, del Partido Nacional con el Partido Colorado, del Frente Amplio con el Partido Colorado, de cada uno de los tres con cada uno de los otros partidos que ingresen al Parlamento. Además, y esto no es nada menor, para nada interesan los votos en blanco y anulado, que son neutros, sin efecto, en la distribución de bancas, aunque sí se cuentan para la elección de presidente y vicepresidente de la República en primera vuelta y para la aprobación del plebiscito constitucional (porque en ambos casos para el éxito se requiere más de la mitad del total de votantes). Lo que interesa para la adjudicación de bancas son los votos válidos, también llamados votos afirmativos o votos efectivos.
1 Ver Mayoría parlamentaria y ciudadana en El Observador, setiembre 7 de 2014, en Factum Digital: www.factum.uy 2 Ver id. artículo |
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