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Los 70: la década que siempre vuelve La distancia temporal que puede marcar la diferencia entre historia y periodismo de investigación no es objetiva. En este libro el autor ha sabido combinar ambas capacidades. ![]()
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Venezuela: Un arranque electoral de película y contrastante |
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21-06-12 - por María Teresa Romero (Confidencial)
La inscripción para las presidenciales del 7 de octubre de las candidaturas de Henrique Capriles Radonski y Hugo Chávez ante el Consejo Nacional Electoral venezolano, el 10 y 11 de junio respectivamente, evidenció que las dos visiones y propuestas políticas que dividen a los venezolanos, continúan presentes en la vida nacional. Pero que la oposición democrática arranca la campaña electoral en mejores condiciones que el chavismo. Mucho mejor de las esperadas. Después de meses de incertidumbre y de una larga espera de sus partidarios, el presidente Chávez apareció por primera vez en un acto de masas y demostró que, pese a su estado físico, será el abanderado del PSUV y otros partidos aliados. Sin embargo, su presencia no disipó las dudas en torno al futuro de su candidatura a causa de su enfermedad. Puede que no esté en estado terminal como pronosticaban algunos, pero tampoco se le vio tan recuperado como él mismo asegura. Continúa hinchado y con dificultades de movilidad física pese a que habló más de lo esperado. La aparatosa puesta en escena de su presentación, también deja dudas. En comparación con el de Capriles, el acto de postulación de Chávez fue visiblemente menos numeroso y entusiasta. Así quedó registrado en las tomas de los canales televisivos independientes, no por supuesto en las del canal oficialista. No se trató de una movilización espontánea como la de su joven contrincante, sino de una concentración pública en la Plaza Diego Ibarra, mucho más reducida en capacidad que la Plaza Caracas donde después de una marcha de 10 Km. dio Capriles su discurso. También es de hacer notar que una buena parte de los asistentes al evento chavista fueron llevados en autobuses contratados y pertenecían a la administración pública venezolana. Desde días anteriores la oposición había denunciado esta presencia obligada de funcionarios gubernamentales. Chávez no caminó con y entre la gente, no tuvo ningún contacto con el público; es obvio que perdió la calle y que su poder de convocatoria ha disminuido. También los discursos fueron opuestos. El de Capriles, incluso más corto que el de Chávez, estuvo lleno de esperanza y optimismo hacia el futuro. Fue un discurso pacifista, de cambio. El del candidato-Presidente fue repetitivo, como siempre agresivo y polarizante. Además, pesimista en el que fueron notorios sus llamados a la unidad y fusión de los partidos y grupos políticos que lo acompañan. Chávez alertó en varias oportunidades que la batalla electoral podría perderse por la división y con ella la obra “revolucionaria” de trece años. Más allá de sus consignas socialistas y bolivarianas de siempre, de los insultos en contra de la oposición y de sus invocaciones a Dios, lo más interesante del discurso presidencial fue su insistencia en que reconocería el resultado de las próximas elecciones presidenciales. El hecho de que el ex ministro José Vicente Rangel, actual miembro del recién creado Consejo de Estado, el chavista más diplomático y más abierto al diálogo con la oposición, fuese el encargado de presentar al Presidente en su postulación, puede interpretarse como un mensaje adelantado de apertura política y de continuación del hilo constitucional en caso de verse obligado por su enfermedad a dejar la Presidencia de la República o perderla por votos. |
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