¿Es Massa un «superministro»?

Por Rosendo Fraga.

Se discute hoy en la política argentina si la etapa que se abre con la llegada de Sergio Massa a un Ministerio de Economía ampliado, es la última jugada que tiene el Gobierno. En los hechos, es la última que probablemente tengan tanto el Presidente Alberto Fernández como el nuevo ministro. El primero ha quedado fuertemente debilitado tanto en su imagen como en su poder. En poco más de un mes perdió tres hombres clave: Matías Kulfas, que ocupaba el Ministerio de Producción; Martín Guzmán, que era ministro de Economía y Finanzas; y Gustavo Béliz, Secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia. En los tres casos se trató de figuras fuertemente cuestionadas por el kirchnerismo. Restan 17 meses hasta la finalización del mandato, 15 para la elección presidencial, un año para las PASO y 9 meses para la definición de las candidaturas. Es un plazo muy largo con la actual situación político-económica. El tiempo en términos de gobernabilidad son 17 meses, pero en términos electorales son en realidad 9, cuando se definan las candidaturas. La vorágine de los acontecimientos políticos del mes de julio muestra cuánto puede suceder en dichos plazos. Pero tanto para el Presidente como para su nuevo ministro, un fracaso pondrá en duda su estabilidad. Massa ha sido enfático al decir que se juega al “todo o nada” -algo que con su renuncia a la banca intenta subrayar- y seguramente sea así. Massa tratará de crecer a costa del Presidente. Intentará mostrar la ejecutividad, coordinación y decisión que le ha faltado a Alberto Fernández. Pero un fracaso de Massa no será capitalizado por el Presidente. Al contrario, lo deteriorará aún más.

Massa presenta su llegada como la de un “superministro”, cuando en realidad lo ha hecho a través de una sucesión de recortes a sus pretensiones iniciales. En los primeros días de julio, cuando fue designada Silvina Batakis como reemplazante de Guzmán, Massa todavía pretendía ocupar la Jefatura de Gabinete y reunir todas las áreas vinculadas a la economía bajo su control directo. En aquel momento, ni el Presidente ni la Vicepresidenta aceptaron su propuesta. Tres semanas después, Massa abandonó su pretensión a la Jefatura de Gabinete. Intentó tomar el control de la AFIP y del Banco Central. En la primera no pudo hacerlo y fue designado un hombre de Cristina Kirchner; tampoco pudo tomar el control del segundo, contentándose con ubicar el número dos. Quiso sumar a su Ministerio al de Obras Públicas e Infraestructura y no lo logró. Por el contrario, el Ministerio de Transporte, que era la única cartera que controlaba Massa, pasó a depender de dicho ministerio. Intentó también tomar el control del área energética, pero no lo logró. Consciente del poder del kirchnerismo, en ningún momento intentó avanzar sobre sus “cajas” clave: ANSES, Pami e YPF. Finalmente, pudo sumar a Economía dos ministerios: el de Agricultura, Ganadería y Pesca, y el de Producción. Pero queda a cargo de la macroeconomía y ello incluye el manejo de la deuda externa, que Massa considera prioritario. Es claro que el nuevo ministro avanza sobre el Presidente, pero no sobre el kirchnerismo, que mantiene todas sus posiciones y suma la AFIP. Pero en la imagen pública Massa ha logrado imponer antes de asumir la idea del “superministro”.

Pero la clave política de la gestión de Massa será la Vicepresidenta Cristina Kirchner, quien ha sido la figura clave en el poder en los 31 meses de gobierno transcurridos. Durante este periodo fue reduciendo el poder del Presidente sistemáticamente y frenando las aspiraciones de Massa. Ha eludido pagar “costos políticos” por apoyar la gestión económica y así lo puso en evidencia en la breve gestión de Batakis: no impidió su llegada, pero no concurrió a su juramento ni emitió manifestación pública alguna en su apoyo. Ahora, en el entorno de la Vicepresidenta se dice que ella “no va a ser militante del ajuste”. Es decir, que no respaldará aquellas medidas requeridas por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que impliquen reducir partidas del área social. Paradójicamente, los mercados ven con aprehensión la influencia de la Vicepresidenta sobre el poder, pero al mismo tiempo exigen su compromiso con las medidas, como se hizo evidente ante Batakis en su gira a los Estados Unidos. Los movimientos sociales kirchneristas ya han hecho públicas sus advertencias y críticas respecto al nuevo ministro, mientras que los opositores -donde domina la ideología trotskista- ahora intensificarán sus movilizaciones y protestas. Los 13 gobernadores oficialistas que se reunieron en el CFI presionaron al Presidente para que aceptara la llegada de Massa al Ministerio de Economía. No sólo Cristina hasta ahora se mantiene en silencio, sino que también lo ha hecho su hijo, Máximo Kirchner, pese a que en medios empresariales y políticos se afirma que Massa tiene un acuerdo con los líderes del kirchnerismo. Si bien es posible que la etapa que se inicia el 3 de agosto con la jura del nuevo ministro de Economía sea la última oportunidad tanto de Fernández como de Massa, Cristina intentará ser la nueva etapa en caso de que fracase la que se inicia. Es una jugada riesgosa porque requiere que fracase la nueva apuesta económica del Gobierno, y ello puede poner al país al borde de la ingobernabilidad.

En cuanto a la oposición, se ha mostrado dividida ante el nuevo escenario. El Presidente del radicalismo y gobernador de Jujuy, Gerardo Morales -quien en 2015 apoyó la candidatura presidencial de Massa-, calificó de “oportunidad” la designación del nuevo ministro de Economía. El ex Vicepresidente y actual senador nacional, Julio Cobos, dijo que era “la última jugada” del Gobierno. A su vez, el diputado nacional Mario Negri se centró en el reemplazo de Massa en la Presidencia de la Cámara de Diputados, anticipando cuestionamientos a la elección de Cecilia Moreau, impulsada por Massa. Dentro del PRO, Horacio Rodríguez Larreta se mostró escéptico pero no crítico. En cambio, tanto Mauricio Macri como Patricia Bullrich negaron cualquier posibilidad de cambio positivo con el nuevo ministro. Por su parte, Javier Milei se mostró escéptico. El acto realizado por la Sociedad Rural Argentina en su exposición anual mostró la alianza política existente entre el campo y la oposición. El discurso del Presidente de la entidad no sólo fue duro en cuanto a los reclamos sectoriales, sino también en sus referencias a las causas judiciales por corrupción de la Vicepresidenta (hoy se presenta la acusación contra ella en la causa de la obra pública de Santa Cruz). Todos los dirigentes opositores visitaron la Sociedad Rural en una muestra de adhesión al sector.

En conclusión: está en discusión si la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía ampliado es la última jugada del Gobierno y puede ser así tanto para él como para el Presidente Alberto Fernández; Massa logra imponer la imagen de que es un “superministro”, cuando en realidad queda a cargo de un “ministerio ampliado” que no controla áreas claves para la gestión de una economía en crisis; pero Cristina Kirchner sigue siendo la figura clave en el poder, que evitará pagar los costos del ajuste para quedar como reserva y jugar un rol en la hipotética nueva etapa tras el eventual fracaso de Massa; por último, en la oposición, la llegada de Massa generó diversas calificaciones, pero al mismo tiempo se evidenció una fuerte alianza con el campo sin distinciones.

Deja un comentario